Mis dos científicos preferidos son mujeres: la primera es la primatóloga Jane Goodall, a quien vi y escuché por primera vez en una conferencia en el Cosmocaixa. Fue una de esas charlas que cambian tu marco de referencia y de las que sales con ganas de cambiar el mundo. Sus palabras inspiran y contagian una energía que contrasta con su aparente fragilidad. Si asistís a una de sus charlas entenderéis de lo que hablo.
La otra es Lynn Margulis. Yo no oí hablar de ella hasta tercero de Biología, en una asignatura optativa que tenía el nombre de Ecología Microbiana. La estudiamos como la autora de la teoría, llamada endosimbiosis, que explica el origen de la célula eucariota y de algunos de sus orgánulos. Recuerdo que me pareció una idea sumamente bella, por ser tan novedosa como sencilla. Y ahora sé que ni siquiera me la contaron en su entero significado ni la comprendí plenamente. Hoy en día, a duras penas a los estudiantes universitarios de ciencias se les enseña esta versión edulcorada que no capta el fondo de la cuestión. Para el resto de personas, Lynn Margulis sigue siendo una completa desconocida.